Para protegerse del frío extremo del invierno, las siluetas son envueltas en voluminosas y cómodas prendas en una paleta de colores negro, blanco sal, gris, camello, salpicados con rojo y azul glacial.
Tejidos se colocan en capas sobre chaquetas y abrigos que llegan al piso.
Las botas de piel se han adentrado a lo salvaje, con tacones inspirados en cuero o estalactitas.
Son usadas con cubiertas de plástico transparente, dándoles una segunda piel para protegerlas del mal tiempo.
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