Para protegerse del frío extremo del invierno, las siluetas son envueltas en voluminosas y cómodas prendas en una paleta de colores negro, blanco sal, gris, camello, salpicados con rojo y azul glacial. Tejidos se colocan en capas sobre chaquetas y abrigos que llegan al piso.
Moderna y sutilmente mezclados, parches de punto con motivos étnicos y “pieles de fantasía”, como a Karl Lagerfeld le agrada llamarlos, da calidez a los tweeds, tules y lana. Efectos deformados y desgastados, cintas de lana, contornos que nunca terminan en acabado convencional en trajes, chaquetas y vestidos de tweed, estos detalles dan la impresión de telas que se escabullen del frío.
Las botas de piel se han adentrado a lo salvaje, con tacones inspirados en cuero o estalactitas. Son usadas con cubiertas de plástico transparente, dándoles una segunda piel para protegerlas del mal tiempo.
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