Hermès
Tiempo y joyas
El Arceau Pocket Voilier de Hermès, el arte del esmalte en vitral
Cuando Hermès decidió que el año 2013 estaría bajo el signo del deporte, en el aire empezó a flotar un perfume marino, representado por unas elegantes velas spinnaker hinchadas al viento. Las mismas velas de colores que, bajo la tapa del Arceau Pocket Voilier, destacan gracias a una técnica que recuerda a la empleada en las vidrieras: el esmalte en vitral.
Lo primero que hace el orfebre es recortar una plancha en la que destaca el motivo de las velas, con los contornos marcados por hilos de oro rebajados. Los alvéolos así formados se van rellenando delicadamente con esmalte, antes de introducir la pieza en el horno.
Con cada pasada a 800 ºC van mostrándose en todo su esplendor los colores de las velas, con un brillo traslúcido. Tras la última cocción, se retira el soporte.
Para perfeccionar el motivo, las superficies de oro restantes del barco o de su entorno se graban a mano, dándole continuidad. Llegados a este paso, el motivo se descubre ante la mirada como una vidriera en miniatura; cuando lo atraviesa la luz, el esmalte desprende el centelleo aterciopelado de cada una de sus tonalidades y capta el brillo tornasolado del día.
Por vez primera, un reloj de bolsillo con la firma de Hermès presenta una tapa que no oculta el fondo, sino la esfera. Esta, que también se ha trabajado en esmalte, ofrece un elegante degradado azul-grisáceo en el que las cifras sobresalen en campeado y en cursiva, como debe ser, fieles al grafismo del reloj Arceau.
En el corazón del Arceau Pocket Voilier late un calibre mecánico de cuerda automática H1837. Toda la fineza de sus acabados se desvela gracias al fondo de zafiro, que permite admirar la platina perlada y acaracolada, los puentes y la masa oscilante satinados y rematados con una filigrana de H y el grabado de Hermès.
Para ultimar los detalles, este reloj de bolsillo está protegido por un estuche de aligátor azul tormenta, confeccionado por los artesanos marroquineros de la casa.